CÁRCEL - .........
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CÁRCEL
Yo ya nací en prisión, mis
padres también, incluso mis abuelos pero no así mis bisabuelos. Dicen, y este
rumor se ha trasmitido a las generaciones más jóvenes, que antes la gente era
libre, que sólo iban a la cárcel los que habían cometido delitos. El resto
vivía en libertad, en ranchos y ciudades, trabajaba en libertad y moría en libertad,
tenía gobernantes y ya existía el germen de la privación de la libertad en sus
costumbres. Sus sociedades contaban con cárceles para delincuentes pero poco a poco
las cárceles fueron creciendo y adueñándose de todo. La época de laissez faire
terminó. Las casas se convirtieron en celdas y los barrios en crujías, las
colonias en inmensos penales sin vehículos. Los reclusorios eran cuadrados
concéntricos con torres de vigilantes.. En el centro vivían los presos, en la
periferia los custodios y todo tipo de policías y soldados internos con sus mujeres. Los
inocentes vivíamos más o menos, sin lujos pero sin muchas carencias. Teníamos
agua para lavar y bañarnos, camastro y trabajo dentro o fuera de la prisión,
comida tres veces al día y tv en la celda. Los que delinquían iban a celdas de castigo y hacían
labores de castigo. Siempre había droga disponible y pelotones de guardias
tratando de sorprenden a los consumidores para exterminarlos.. Estaba prohibido
robar, herir, matar, violar. Algunos presos obedecían de manera abierta a la
dirección del reclusorio, eran los encargados de la comida y la disciplina, de
llevar los mensajes y las notificaciones y de ejecutar de manera encubierta.
Otros nos limitábamos a hacer nuestras labores que consistían en el aseo de la
celda y la crujía, algún oficio, carpintería, talabartería, cocina, peluquería,
o fuera del penal, en las fábricas y construcciones necesarias para la vida en
común, albañilería, pintura, fontanería, mecánica, cría de hortalizas y ganado, pesca... En
todas ellas el personal pertenecía al reclusorio y tenía que volver por sus
comidas y a descansar por las noches, excepto pescadores. Las relaciones con el sexo opuesto no
eran tan sencillas y algunos presos se casaban y podían estar juntos una vez a
la semana y verse a través de las rejillas de vez en cuando. Podían tener hijos
que a su vez se integraban a la vida en el penal. La educación para cualquiera,
niños y adultos, duraba tres años. Médicos, ingenieros de la construcción y
enfermeras recibían una educación especial. Había diversas religiones con las
cuales podía uno cooperar en los eventos, pero todo el personal, sacerdotes, monjas y danzantes, estaban presos. No existía la libertad en la práctica desde generaciones atrás, la gente comenzaba a olvidarla y a vivir bien sin ella.
Había pocos motines y ni una gota de política.
La dirección la ocupaba el personal administrativo preso y se encargaba de que no
faltara comida ni servicios para los reos. Todo se pagaba con vales y nadie
podía acumular demasiado. Estaba prohibido quejarse por cualquier motivo. No
había ayuda ni comunicación con el exterior porque no había un exterior ¿Ayuda de
quién? Los abogados no existían, ni los jueces, ni los magistrados, ni los
amparos, ni las liberaciones, ni los expedientes. La condena era perpetua para
todo el que naciera vivo, bien padre...
Yo ya nací en prisión, mis
padres también, incluso mis abuelos pero no así mis bisabuelos. Dicen, y este
rumor se ha trasmitido a las generaciones más jóvenes, que antes la gente era
libre, que sólo iban a la cárcel los que habían cometido delitos. El resto
vivía en libertad, en ranchos y ciudades, trabajaba en libertad y moría en libertad,
tenía gobernantes y ya existía el germen de la privación de la libertad en sus
costumbres. Sus sociedades contaban con cárceles para delincuentes pero poco a poco
las cárceles fueron creciendo y adueñándose de todo. La época de laissez faire
terminó. Las casas se convirtieron en celdas y los barrios en crujías, las
colonias en inmensos penales sin vehículos. Los reclusorios eran cuadrados
concéntricos con torres de vigilantes.. En el centro vivían los presos, en la
periferia los custodios y todo tipo de policías y soldados internos con sus mujeres. Los
inocentes vivíamos más o menos, sin lujos pero sin muchas carencias. Teníamos
agua para lavar y bañarnos, camastro y trabajo dentro o fuera de la prisión,
comida tres veces al día y tv en la celda. Los que delinquían iban a celdas de castigo y hacían
labores de castigo. Siempre había droga disponible y pelotones de guardias
tratando de sorprenden a los consumidores para exterminarlos.. Estaba prohibido
robar, herir, matar, violar. Algunos presos obedecían de manera abierta a la
dirección del reclusorio, eran los encargados de la comida y la disciplina, de
llevar los mensajes y las notificaciones y de ejecutar de manera encubierta.
Otros nos limitábamos a hacer nuestras labores que consistían en el aseo de la
celda y la crujía, algún oficio, carpintería, talabartería, cocina, peluquería,
o fuera del penal, en las fábricas y construcciones necesarias para la vida en
común, albañilería, pintura, fontanería, mecánica, cría de hortalizas y ganado, pesca... En
todas ellas el personal pertenecía al reclusorio y tenía que volver por sus
comidas y a descansar por las noches, excepto pescadores. Las relaciones con el sexo opuesto no
eran tan sencillas y algunos presos se casaban y podían estar juntos una vez a
la semana y verse a través de las rejillas de vez en cuando. Podían tener hijos
que a su vez se integraban a la vida en el penal. La educación para cualquiera,
niños y adultos, duraba tres años. Médicos, ingenieros de la construcción y
enfermeras recibían una educación especial. Había diversas religiones con las
cuales podía uno cooperar en los eventos, pero todo el personal, sacerdotes, monjas y danzantes, estaban presos. No existía la libertad en la práctica desde generaciones atrás, la gente comenzaba a olvidarla y a vivir bien sin ella.
Había pocos motines y ni una gota de política.
La dirección la ocupaba el personal administrativo preso y se encargaba de que no
faltara comida ni servicios para los reos. Todo se pagaba con vales y nadie
podía acumular demasiado. Estaba prohibido quejarse por cualquier motivo. No
había ayuda ni comunicación con el exterior porque no había un exterior ¿Ayuda de
quién? Los abogados no existían, ni los jueces, ni los magistrados, ni los
amparos, ni las liberaciones, ni los expedientes. La condena era perpetua para
todo el que naciera vivo, bien padre...
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